Los miembros de una banda de música punk, tras ser los únicos testigos de un asesinato en un bar, son encerrados en una habitación del local por los autores del homicidio: una pandilla aterradora de skinheads, neonazis de supremacía blanca, liderados por el dueño del bar (Patrick Stewart), un tipo que no quiere dejar testigos de lo sucedido.